El otoño quiso asomar, pero aún así el verano se resistía a marcharse. En uno de esos días que el sol calentaba, fuimos a un escondite a bañarnos, allí nos esperaba el pulpo terrestre, sacó hasta sus tentáculos para saludarnos; y días después al ir a visitarlo denuevo me abrazó el tobillo. Este pulpo venido de los sueños de un bilbaino, es un ser especial.
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